¿Qué es la migraña crónica y por qué se produce?
Se habla de migraña crónica cuando los dolores de cabeza aparecen al menos 15 días al mes, dura 4 o más horas y esto ocurre durante tres meses al año.
Como ya hemos mencionado anteriormente, la migraña no tiene una causa clara, aunque sí se sabe que hay varios motivos que pueden desencadenarla. Estos van desde la herencia genética hasta el estrés o el consumo de ciertos alimentos. También está demostrado que una migraña episódica puede convertirse en migraña crónica. Precisamente de este tipo de migraña hablaremos en este artículo.
Qué es la migraña crónica
Empezaremos explicando que se habla de migraña crónica cuando los dolores de cabeza aparecen al menos 15 días al mes, dura 4 o más horas y esto ocurre durante tres meses al año.
Dicha migraña puede ser con o sin aura y suele tratarse con medicación y hábitos preventivos. Se calcula que la mitad de los pacientes que sufren migraña crónica y siguen el tratamiento, pasan a tener el dolor de forma episódica.
Del mismo modo, una migraña puede cronificarse si el paciente no recibe el tratamiento necesario ni toma las medidas adecuadas para aliviar los síntomas. La Sociedad Española de Neurología calcula que, cada año, un 3% de los pacientes con migraña episódica pasan a tener una migraña crónica. Otro 6% ven que su migraña de baja frecuencia se convierte en una de alta frecuencia.
Causas de la migraña crónica
Centrándonos en la migraña crónica, los especialistas listan una serie de factores que pueden desencadenar esa cronificación. Entre los más comunes se encuentran los siguientes:
- No seguir el tratamiento o automedicarse.
- El consumo excesivo de analgésicos.
- La falta de diagnóstico, lo que implica no tener un tratamiento.
- El sobrepeso y la obesidad.
- Ciertos trastornos respiratorios del sueño, como puede ser la apnea.
- Episodios de ansiedad, estrés y/o depresión.
- Tener malos hábitos higiénicos y alimenticios.
Prevalencia de la migraña crónica en la población
La prevalencia de una migraña crónica también varía en función del sexo y la edad. En estudios llevados a cabo en Estados Unidos, se concluyó que este tipo de migraña afecta a un 8% de los pacientes que sufren de migrañas. Su prevalencia es más frecuente durante la adolescencia, tiene algún pico en la mediana edad y baja a partir de los 50 años. Quienes tienen más riesgo de sufrir este dolor de cabeza son las mujeres de entre 18 y 49 años.
En España, sufren migraña crónica más de un millón y medio de personas. La mayoría, más del 70%, presentan una incapacidad grave, lo que impide que puedan ir a trabajar o realizar cualquier actividad cotidiana. En otro 14% la incapacidad es moderada.
Tratamiento para la migraña crónica
Ya hemos visto que una de las causas de las migrañas crónicas es la falta de tratamiento. Por eso es importante acudir al médico cuando se sufren migrañas episódicas. Una vez realizado el diagnóstico, hay que seguir las indicaciones médicas.
Entre los posibles tratamientos está el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y triptanes. Hay personas que incluso recurren al bótox cuando el dolor es tan intenso que no pueden llevar una vida normal.
Asimismo, es preciso evitar los malos hábitos que pueden provocar esta cronificación. En el caso de que el motivo sea una depresión o ansiedad, también es necesario recibir el tratamiento adecuado.
El bótox para tratar la migraña crónica
Antes de terminar, queremos centrarnos en el bótox como tratamiento para la migraña crónica. La Sociedad Española de Neurología ha llevado a cabo un estudio en el que avala la efectividad de esta sustancia.
Para elaborar el informe, la SEN colaboró con 13 Unidades de Cefalea de hospitales de toda España. En el estudio participaron un millar de personas durante 12 meses, y dos de cada tres (el 66%) respondieron positivamente al tratamiento ya durante los tres primeros meses.
Al cabo de un año, casi el 80% vieron cómo el número de dolores de cabeza que sufrían cada mes se reducía a la mitad. Y en todos los casos, los pacientes notaron que la intensidad del dolor se reducía.
Al igual que en los tratamientos de belleza, la toxina botulínica es inyectada de forma subcutánea o intramuscular con una pequeña aguja, en unos determinados puntos de la cabeza (31 en total, generalmente). Entre ellos se encuentran la frente, las sienes, las zonas retroauricular y occipital y el trapecio.
El tratamiento fue aprobado en el año 2012 y lo tiene que llevar a cabo un neurólogo.
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