Cuáles son las responsabilidades del tutor y cómo asegurarlas
Las responsabilidades del tutor son similares a las que tenemos los padres. Deben garantizar alimento y educación a sus tutelados, entre otras obligaciones.
“Firma del padre, madre o tutor legal”. Cuando nuestros hijos son menores, tenemos que firmar un montón de documentos o autorizaciones debajo de esa frase. Por eso sabemos que la firma del tutor legal tiene la misma validez que la de los progenitores. Pero este no es su único cometido. Los derechos y responsabilidades del tutor están regulados en el Código Civil. De las más importantes hablaremos en este artículo.
De este texto se desprende que los tutores legales son las personas que están a cargo de cuidar a los menores o incapacitados judicialmente. Este cargo es voluntario, pero si lo aceptan, sus funciones estarán supervisadas por la autoridad judicial.
¿Cuáles son las responsabilidades del tutor?
Al mismo tiempo, ser tutor implica unas responsabilidades. Esta persona debe ser consciente de que tiene que proteger y velar al tutelado, además de proporcionarle alimentos, formación y educación. Con respecto a este último aspecto, es importante recalcar que no basta con matricularlo en un colegio y olvidarse.
Al igual que hacemos los padres, el tutor debe asegurarse de que acude a clase, de que hace los deberes, estar encima para que estudie, inscribirle en clases de refuerzo si las necesita, acudir a las reuniones del colegio, mantener contacto periódico con los profesores, etc.
También debe administrar los bienes del menor o incapacitado e informar al juez una vez al año sobre la situación de su tutelado.
Por tanto, los deberes del tutor legal son similares a los de la patria potestad. Eso quiere decir que incluso debe asumir las responsabilidades civiles por los daños causados a terceras personas que puedan cometer los tutelados. Esto implica el pago de una indemnización económica, dado el caso.
Requisitos para ser tutor legal
La responsabilidad de ser tutor legal es grandísima, pero no se exigen demasiado requisitos para poder asumirla. Atendiendo a lo que dice el Código Civil en el artículo 241, pueden ser tutores “todas las personas que se encuentren en el pleno ejercicio de sus derechos civiles” (estas deben ser mayores de edad) y “las personas jurídicas que no tengan finalidad lucrativa y entre cuyos fines figure la protección de menores e incapacitados”.
En cambio, quedan excluidos los menores de edad o incapacitados, las personas con antecedentes penales o a quienes se les haya retirado con anterioridad una tutela o patria potestad.
A la hora de nombrar a un tutor legal, el orden es el siguiente:
- El cónyuge que conviva con el menor o incapacitado.
- Los padres.
- Las personas designadas por los padres en su testamento.
- El descendiente, ascendiente o hermano que indique el juez.
- Cuando nadie de los anteriores que pueda ejercer la tutela, será el juez quien designe al tutor que considere más adecuado.
Este orden es el que establece el Código Civil, pero puede variar en algunas comunidades autónomas.
¿Se pueden asegurar las responsabilidades del tutor?
Dado el gran número de responsabilidades que conlleva aceptar ser el tutor legal de alguien, parece lógico plantearse la contratación de algún seguro que proteja a los tutelados. Las pólizas más comunes son las que solemos tener en todas las familias:
- Un seguro de decesos que cubra los gastos derivados del funeral cuando una persona fallece.
- Un seguro de vida que indemnice a los beneficiarios cuando el asegurado fallece.
- Un seguro de accidentes por si el tutor sufre un percance que le impida volver a trabajar. La cuantía depende de lo estipulado en cada póliza.
- Una póliza de responsabilidad civil por si los tutelados, las mascotas o algún miembro de la familia provocan un siniestro que conlleva una indemnización a terceros.
- Un seguro de estudios para cubrir los gastos relacionados con la educación de los tutelados.