¿Cómo debe ser la lactancia de un bebé prematuro?
La lactancia de un bebé prematuro dependerá de su situación. Puede ser directa, por biberón, jeringa, sonda… Pero siempre es mejor alimentarlo con leche materna.
Si para un recién nacido la lactancia materna es muy importante, para un bebé prematuro es fundamental. Dependiendo de su situación, la lactancia de un bebé prematuro puede hacerse de diferentes formas.
Algunos pueden mamar directamente, pero otros necesitan ser alimentados por medio de una jeringa o de una sonda. El cómo te lo explican en la unidad de neonatos, donde le darán al pequeño todos los cuidados necesarios para que salga adelante.
Se considera que un bebé es prematuro cuando nace antes de la semana 37, aunque tenga un peso considerado como normal para un recién nacido. Como bebé prematuro, necesitará una serie de cuidados especiales. Uno de ellos es la alimentación. Por regla general, los médicos recomendarán a las madres que les den el pecho a sus bebés.
Importancia de la leche materna en la lactancia del bebé prematuro
De hecho, como la naturaleza es sabia, la leche que produce las mamás de un bebé prematuro tiene algunas diferencias con respecto a la de las que han dado a luz a término. A continuación descubrirás de qué está compuesta.
- El calostro: contiene proteínas, sodio, inmunoglobulina IgA, lisozima, lactoferrina, macrófagos, linfocitos y neutrófilos.
- Composición nutricional: la leche materna de un bebé prematuro tiene mayores niveles de hierro, proteínas, sodio y cloro que la de un bebé nacido a término.
- La leche de un bebé prematuro contiene más defensas para luchar contra las infecciones.
- Las grasas son diferentes, más fáciles de digerir y de absorber. En este punto, es importante señalar que la grasa de la leche materna ayuda a mejorar el desarrollo del cerebro y de los tejidos neurológicos del bebé. Esto cobra especial relevancia en los bebés prematuros.
Todos esos nutrientes son esenciales para el correcto desarrollo del bebé. Además, conviene recordar que la capacidad de absorción de los ácidos grasos de cadena larga de la leche materna es de un 90% o superior, frente al 65% de los de la leche artificial.
Otro motivo para priorizar la leche materna en la lactancia de un bebé prematuro es que esta va a proteger al pequeño contra uno de los problemas que se ven en muchos bebés prematuros: la enterocolitis necrotizante, una enfermedad intestinal grave. En general, la leche materna reduce las posibilidades de que los recién nacidos sufran infecciones intestinales. En parte, porque la leche humana es más fácil de digerir que la leche de fórmula.
Métodos para la lactancia de un bebé prematuro
Lo preferible es que la lactancia de un bebé prematuro sea de forma directa, por lo que en las unidades de neonatos deberían orientar a la madre y apoyarla para que pueda darle el pecho a su hijo.
Si tuviera que sacársela para que los médicos se la den de la forma más conveniente para el pequeño (biberón, jeringa, tubo, etc.), el personal de la unidad tiene que ofrecerle un sacaleches, enseñarle a utilizarlo y permitirle que esté el máximo de tiempo posible junto al pequeño para favorecer la subida de la leche.
Normalmente, la cantidad de leche que sale durante los primeros días es pequeña, pero el volumen irá aumentando conforme pase el tiempo y la extracción se vaya haciendo de forma regular. Por eso es recomendable utilizar el extractor al menos 6 veces al día.
A algunas madres les ayuda el sacarse la leche junto a la cuna de su bebé o inmediatamente después de sostenerlo en brazos. También se ha demostrado que el masajear suavemente los pechos antes y durante la extracción puede mejorar la producción de leche.
Puede ocurrir que el pediatra indique la necesidad de enriquecer la leche materna para que el recién nacido reciba todos los nutrientes necesarios para su recuperación.
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