¿Pierde propiedades la leche materna congelada?
Algunos estudios defienden que la leche materna congelada pierde propiedades con respecto a la leche fresca. ¿Será verdad?
Algunos estudios defienden que la leche materna congelada pierde propiedades con respecto a la leche fresca. Otros expertos recomiendan darle la leche al bebé durante los 60 minutos siguientes a la extracción para aprovechar todos sus beneficios. También son muchos los que advierten de que el porcentaje de componentes nutritivos de la leche materna cambia a partir de las 24 horas.
El problema es que hoy en día, a muchas madres no les queda más remedio que extraerse la leche y conservarla en el congelador si quieren que sus bebés continúen con la lactancia materna más allá de la baja por maternidad. De todas formas, por mucha razón que tengan dichos informes, siempre será mejor la leche materna congelada que la de fórmula durante los primeros meses de vida de un niño.
Consejos para que la leche materna congelada conserve sus nutrientes
Además, aunque sea cierto que algunos componentes inmunológicos se inactiven, la leche materna congelada todavía conserva muchas de sus propiedades nutritivas. Para ello, debe extraerse de forma higiénica, conservarse de manera adecuada y descongelarse con cuidado para que no se produzca contaminación bacteriana.
Sus propiedades se mantienen entre 4 horas y 6 meses, en función de si se deja a temperatura ambiente o se congela en un congelador independiente, a una temperatura mínima de -19 ºC.
En este sentido, debes recordar que, cuanta más alta sea la temperatura ambiente, más recuentos bacterianos puede encontrarse en la leche. Así, la leche materna es segura durante 24 horas a temperaturas de 15 ºC o menos, pero si suben a 26 ºC o más, solo aguanta 4 horas.
Leche materna congelada frente a leche fresca
Por tanto, si es verano y hace calor, lo mejor es guardar la leche materna en la nevera, a una temperatura de 4 ºC, más o menos. Solo con eso, estarás frenando el crecimiento de bacterias durante 3 días.
También es mejor refrigerar la leche que darle a tu bebé leche materna congelada, pues así pierde menos propiedades bioactivas. Además, la leche congelada puede perder células vivas (fagocitos, por ejemplo), por lo que tiene menor capacidad antibacteriana.
En el caso de que necesites congelarla, se sabe que este proceso es óptimo si se realiza a -20 ºC. A esa temperatura, mantiene durante un periodo de 3 meses todo su contenido en vitaminas A, B y E, además de la grasa, la lactosa, las encimas, el cinc, las proteínas totales, las inmunoglobulinas, la lisocima y la lactoferrina. Lo que sí va perdiendo a partir del mes es vitamina C.
La leche materna congelada también puede perder propiedades antioxidantes (son las que refuerzan las defensas del bebé), pero un estudio de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, defiende que si se congela a -80 ºC estas propiedades se conservan mejor y durante más tiempo.
Si a -20 ºC la actividad de la enzima antioxidativa comienza a disminuir a los 20 días de congelarla, a -80 ºC aguanta al menos durante 45 días.
Este mismo centro también ha realizado una investigación que concluye que la liofilización o deshidratación por frío es un método de conservación recomendable para almacenar la leche humana, evitando la contaminación microbiológica y preservando sus propiedades antibacterianas.
Manipulación de la leche materna congelada
En lo referente a los envases, lo ideal es utilizar recipientes específicos para este fin, como las bolsas o los botes con tapa hermética fabricados sin bisfenol A. Siempre hay que etiquetar los envases y poner la fecha, para ir consumiendo la leche que lleva más tiempo en la nevera o el congelador.
También la forma de descongelar la leche materna congelada es muy importante. Lo mejor es pasarla del congelador a la nevera y dejar que se vaya descongelando poco a poco. Hay que evitar la descongelación en agua hirviendo, en el microondas o echándola directamente en una cazuela y calentándola al fuego.
Es importante señalar que las altas temperaturas disminuyen las propiedades bioactivas y antibacterianas de la leche materna. Una vez descongelada, no puede volver a congelarse.